El Embarazo y la Carrera ¿Separados o Van de la Mano?

Practicar running durante el embarazo es una actividad que la lógica común considera del todo absurda, hemos hecho mención al running, pero bien podemos referirnos a diversas actividades deportivas. De allí que surge la siguiente pregunta: ¿Si estoy en cinta puedo seguir corriendo o no? La responderemos en esta edición.

 Son dos las mayores preocupaciones de una corredora que espera un bebé: el aumento de peso y la posibilidad o no de seguir corriendo (y en qué manera). Está de más decir que, lo primero es consultar con un ginecólogo preparado y moderno que explique claramente qué implica el embarazo en el cuerpo femenino, en términos de esfuerzo físico sostenible y del aumento de las calorías y micronutrientes necesarios para el feto.

Antes de pensar en la continuación de la carrera, se debe evaluar la total ausencia de los riesgos debido al embarazo, y realizar constantemente todos los exámenes clínicos requeridos, monitoreando el estado de salud. Si los exámenes confirman que el embarazo no presenta problemas particulares, entonces no sería necesario renunciar al running, siempre y cuando se tengan en cuenta ciertas advertencias.

El Problema del Aumento de Peso

Primero que todo, veamos el problema del aumento de peso. Se trata de un factor influenciado seguramente por nuestra cultura. El antiguo dicho que expresa:

  • Hace falta comer por dos”. Es muy aproximativo a lo que les ocurre a las mujeres.

Existen mujeres que apenas saben que esperan un bebe y se dejan llevar por la ansiedad, y comienzan a engullir todo tipo de comida, con el consecuente resultado de un aumento de peso en la primera semana (de tres o cuatro kilos), un aumento del todo injustificado desde el punto de vista médico.


El cuerpo de una mujer en cinta necesita de un excedente extra de calorías para sostener el crecimiento del feto y brindarle la energía necesaria. Se estima que las necesidades extra cotidianas son de unas 300 calorías, un poco menos en el primer trimestre, y algo más en los siguientes dos meses.

Además, unas 300 calorías no son muchas, en términos de alimentación (menos de un plato de pasta) y, por tanto, está muy lejos de esos atracones de comida (los famosos platos para dos que expresa el dicho) y que muchas mujeres se permiten bajo esa excusa.

Además de la ingesta calórica, el cuerpo de una mujer en cinta necesita de una mayor dosis de minerales y de algunas vitaminas, lo que implica que sea necesario hacerse ver con un médico acerca de las necesidades en este periodo (vitaminas y sales minerales requeridas y cuáles excluir).

El aumento de peso no debería en lo absoluto superar los 11 kg, aunque el historial personal de cada atleta es muy diversificado. Existen quienes no han aumentado de peso sino hasta el quinto mes, y quien ha limitado el aumento a sólo unos pocos kilos, mientras que otras han llegado a aumentar hasta 15 y 20 kilos.

Una corredora debería estar acostumbrada a contar las calorías consumidas diariamente, por ende, agregaría solamente la cantidad necesaria para el feto (y no más), esto no debería ser muy difícil. Así se asegura que el feto reciba todas las vitaminas y sales minerales que necesita, sin perjudicar la salud de la mujer ni de aumentar desproporcionadamente la ingesta calórica diaria.

¿Cuáles Son los Problemas Relacionados?

En lo que se refiere al entrenamiento durante el embarazo, hace falta saber que existen dos factores que pueden crear problemas:

  • El aumento del número de pulsaciones en la carrera.
  • El aumento de la temperatura corporal.

Dos condiciones que, potencialmente, pueden dañar al feto. Las sugerencias del médico son las siguientes:

  • Las mujeres que no superen los 20 años de edad pueden llegar a un máximo de 155 latidos por minuto.
  • De los 20 a los 30 años se puede alcanzar los 150 latidos.
  • Entre los 30 y 40 años se debe considerar como umbral máximo los 145 latidos por minuto.
  • En las mayores de 40 años, la frecuencia máxima de referencia es de 140 latidos/minuto.

En lo referente a la temperatura corporal, conviene correr en horas frescas del día y no llegar al punto de sentirse con disnea, para no comprometer la transmisión de oxígeno al feto.

Se debe correr a ritmos suaves, que nos permitan tranquilamente hablar, sin sentir un calor excesivo, ni mucha fatiga. De esta manera puede llegar a ser una actividad agradable durante el embarazo.