Habilidades Mentales Para Resistir a la Fatiga

 

Muchos son los corredores con pensamientos del tipo: “basta, para, no aguanto más, no puedo respirar, no siento las piernas ni los brazos, me duele la cabeza, el cuerpo me dice que debo parar, he llegado al límite, basta…basta…Vamos pero un poco más,  ya no soporto más este dolor y esta fatiga” ¿Cuántas veces nos hemos repetido estas frases en el momento más doloroso y fatigoso de un entrenamiento, de una competencia, que pasan por nuestra mente como si fuesen subtítulos delante de nosotros que pareciera detener todo? A pesar de esto, existen habilidades mentales para resistir a la fatiga.

 

Primero empecemos por definir ¿qué es la fatiga?

Se trata de un esfuerzo intenso y prolongado que conlleva al debilitamiento progresivo de las facultades de resistencia física o espirituales. La fatiga determina una reducción del rendimiento, de las funcionalidades, y de la capacidad de concentración, a lo que se agrega un deseo de interrupción de la actividad en curso.


Seguramente la sensación de fatiga es conocida por todos los corredores, atletas, y personas que en general practican alguna actividad física que requiere esfuerzos notables, prolongados y resistencia aeróbica/anaeróbica. Podemos citar, los maratones, el ciclismo, el triatlón, el crossfit, entre otros, pero en términos globales cualquier deporte que requiera confrontarse con la sensación de fatiga y de salir de la llamada “zona de confort”, sacando a relucir las propias capacidades de resistencia física y mental.

El Límite Mental Llega Primero Que El Límite Físico

Es un hecho que el límite mental llega primero que el límite físico, en otras palabras, cuando iniciamos a repetirnos obsesivamente que no podemos seguir más, probablemente hemos llegado a un 40% de esa energía física que aún podemos aprovechar. Entonces, ¿qué es lo que nos bloquea? Y ¿qué nos puede ayudar a superar los límites, a desarrollar una mayor resistencia a la fatiga? La principal pregunta es:

  • ¿Qué motiva a una persona a ir más allá a pesar de la fatiga que siente?

En la psicología del deporte se habla mucho de dos habilidades mentales:

  • La dureza mental.
  • La resistencia mental.

La primera es definida como una construcción multidimensional que comprende la capacidad mental de recuperarse después de derrotas y errores, la habilidad de controlar la tensión agonística, la capacidad de mantener la atención por periodos de tiempo prolongados, el nivel de autoestima deportivo y, el grado de participación y compromiso para soportar la fatiga y alcanzar los propios objetivos.

En la práctica, la dureza mental involucra la determinación, la perseverancia, la participación, la capacidad de resistir a la fatiga y al dolor, para usar al máximo las propias capacidades, y así obtener un rendimiento óptimo.

Por su parte, la resistencia mental es la capacidad de resistir a las frustraciones, al estrés, y a las dificultades de la vida afrontando de manera eficiente los eventos críticos y reacciones en modo positivo.


Una persona resistente es capaz de adaptarse a las situaciones adversas, tales como puede ser la fatiga y el dolor.

Ha sido demostrado cómo la dureza mental y la resistencia estén en la base de la personalidad de los atletas de alto nivel y, sean, por ende, necesarias para afrontar la fatiga, el dolor, y alcanzar un rendimiento de éxito.

¿En Qué Se Basan?

Profundizando un poco más al respecto, la dureza mental y la resistencia se basan en dos importantes pilares psicológicos, tales como:

  • La autoeficacia.
  • La autoestima.

Es importante recalcar que, el pensamiento positivo está directamente relacionado con el cambio de prospectiva en percibir la realidad que nos rodea.

La realidad, de hecho, no es objetiva tal como pudiera parecer, sino que es filtrada por nuestro punto de vista, de eso que seleccionamos como importante para nosotros y de cómo lo interpretamos.

Obviamente, la autoeficacia deportiva se basa sobre todo en los éxitos en el deporte, pero también en la capacidad de plantearnos un objetivo para alcanzar, y demostrarnos que podemos hacerlo, y esto es fundamental también para la resistencia a la fatiga.