Come, Entrena,Duerme: Recuperación Activa y Pasiva

 

Todos conocemos la sensación de cansancio y dolor que experimentamos después de una intensa sesión de entrenamiento. Ahora la pregunta es: ¿cuál es el mejor modo para recuperarse? Según algunos, la solución es tumbarse en el sofá y tomarse algunos días de pausa, pero nosotros tenemos una mejor idea. Existen muchas maneras para influenciar en la calidad y la velocidad de recuperación de nuestro cuerpo con nuestras acciones. En este artículo te explicaremos por qué tu organismo necesita recuperarse y cuál es la diferencia entre recuperación activa y pasiva.

 

La recuperación activa y pasiva es esencial como parte de tus ciclos de entrenamiento porque permite al cuerpo adaptarse al estímulo externo y así encontrar constantemente su equilibrio.

Alteración de Homeostasis. ¿Por Qué La Recuperación Es Necesaria?

Primero que todo analizamos el proceso que nos llevar a necesitar recuperarnos. Si deseas que tu entrenamiento tenga efecto, debes alterar la homeostasis de tu cuerpo. Esto significa que durante el entrenamiento tu cuerpo debe adaptarse a un estímulo nuevo y proveniente del exterior (estrés), que altera de hecho la llamada “homeostasis”.


La homeostasis es definida como el mantenimiento del estado bioquímico en el interior del cuerpo humano, lo que quiere decir que las reservas de energía están al máximo, y las hormonas están en equilibrio, y así sucesivamente.

A través del estrés externo (entrenamiento) ejercido en el cuerpo, se verifican ciertos procesos metabólicos de degradación. Con la reactivación de este proceso de homeostasis a través de los procesos anabólicos (constructivos), el cuerpo logra adaptarse, sobre todo a nivel de la estructura celular y muscular.

Cuando te entrenas, a través de estas 4 fases: estrés en el cuerpo, alteración de la homeostasis, adaptación y mejoramiento del rendimiento físico. Gracias al efecto positivo del entrenamiento, los parámetros de homeostasis de tu cuerpo cambian y tus rendimientos físicos mejoran.

En otras palabras, durante el entrenamiento sobrepones a tu cuerpo a un estrés para crear un desequilibrio. Frente a tal desequilibrio, el cuerpo es impulsado a adaptarse. Este proceso de adaptación es necesario para mejorar tus rendimientos atléticos.

Recuperación Activa y Pasiva. Favorece Las Adaptaciones del Cuerpo

La recuperación es la suma de todas las acciones llevadas a cabo para regenerar completamente el cuerpo luego de haberlo sometido a un estrés físico y mental. Durante cada fase de recuperación suceden las siguientes adaptaciones:

Recarga de las reservas de energía del cuerpo.

Renovación de las células, sobre todo en los músculos.

Adaptación del sistema neuronal y optimización de los movimientos activados a través de tal sistema.

Adaptación del sistema cardiovascular.

Estas adaptaciones pueden y deben ser favorecidas a través de varios métodos de recuperación activa y pasiva. Te presentamos ejemplos de métodos pasivos:

Dormir suficientemente.

Seguir una alimentación adecuada.

Recurrir a métodos fisioterapéuticos, tales como masajes, sauna, duchas calientes y frías.


Ejercicios de relajación.

La recuperación activa sucede, por lo general, inmediatamente después de una sesión de entrenamiento (fase de enfriamiento), pero incluso puede durar una jornada entera. El enfriamiento puede consistir en una carrera a baja velocidad, cualquier ejercicio lento o estiramiento estático (por máximo 30 minutos).

Una jornada de recuperación activa, en cambio, puede consistir en:

Actividades sencillas y a baja intensidad, tales como jogging, gimnastica, o ejercicios de movilidad.

Ciclismo o nado a baja intensidad, u otros ejercicios aeróbicos ligeros.

Cualquier tipo de juego activo que relaje tus procesos cognitivos y mentales, ya que no tienen nada que ver con el entrenamiento habitual.

¿Cuál Es El Objetivo De La Recuperación Activa?

El objetivo de la recuperación activa es favorecer la circulación, y, en consecuencia, la provisión de nutrientes importantes en todo el cuerpo. Y en este modo es que el cuerpo logra recuperarse más velozmente y la reactivación de homeostasis es facilitada.

Te aconsejamos nunca saltar el enfriamiento, sobre todo luego de un entrenamiento de alta intensidad, y de tomarte uno o dos días de reposo a la semana. Se trata de un aspecto esencial tanto para tu salud como bienestar, así como para maximizar tus rendimientos.