¿Qué Hacer Cuando Las Piernas No Dan Más?

Existen esos días en los cuales las piernas no dan para correr, y no quieres saber nada del running. O, quizás, mejor dicho, son esos días en los cuales nuestro cuerpo se revela en contra de nuestra testarudez, y nos envía señales bien claras para decirnos que estamos exagerando. Entonces, ¿Qué hacer cuando las piernas no dan más?

Correr es bello, nos brinda satisfacción tanto a nivel físico como mental, y está asociado a múltiples beneficios. Y, en efecto, es así. Pero existen jornadas en la cual la carrera se hace tremendamente difícil, en las cuales nuestras piernas se transforman en dos pedazos de bloque, duras y difíciles de mover.

Es justamente en esos días en los que se forja nuestro carácter como corredores, y se convierten en muy útiles para aprender a afrontar, incluso en las competencias, los momentos más difíciles.

¿Cuál es el Motivo de Estas Sensaciones Tan Feas?

El motivo de esas sensaciones desagradables e incomodas, en el caso más simple, se trata de una cuestión de entrenamiento (sobre entrenamiento). A menudo nos hemos sobre exigido demasiado en los entrenamientos de las semanas anteriores, por lo que las fibras musculares y el sistema nervioso no han tenido los tiempos adecuados para la regeneración y, en consecuencia, hemos recibido sensaciones no ideales, por lo que la carrera se ha convertido en una fatiga.

En muchos casos, el entrenamiento no es la clave de todo. Puede ser que sean esas jornadas de trabajo en los que estamos obligados a pasar mucho tiempo sentados en el carro o en la oficina, quizás con niveles elevados de estrés, lo cual puede alterar nuestro movimiento técnico y nuestras percepciones, hasta hacerlas casi horribles.

Puede pasar que luego de un periodo desafiante desde el punto de vista extra-deportivo, la carrera pueda convertirse en un peso, y a menudo, no logramos entender el motivo, ya que los planes de entrenamiento han sido casi idénticos. En otras palabras, la carga externa, es decir los Km recorridos con diversas intensidades, no han variado, pero la carga interna, la cual es notablemente más difícil de medir, ha cambiado mucho por los desafíos (estrés mental).

¿Cómo Manejarnos En Esos Momentos?

Lo mejor es detenerse, porque no es para nada productivo seguir adelante a cualquier costo, incluso el de nuestra salud. La primera cosa a entender es:

La importancia de encontrar las causas de estas sensaciones de pesadez en las piernas.

Si es porque estás afrontando un período psicológicamente intenso, o porque ya lo has superado, por lo que una solución podría ser cambiar por algunas semanas los planes de entrenamiento actuales y dejarse llevar por el instinto.

Deja a un lado el cronómetro y corre come te sientas más cómodo, explora nuevos recorridos, reposa si no te sientes bien para correr. En resumen, se trata de hacer todo con suma naturalidad, y así de esta manera verás cómo las sensaciones mejorarán y estarás listo para volver a tus rutinas.

Si tienes dentro del programa running, una carrera lenta, elige un camino que conozcas bien y que, posiblemente, te permita crear las condiciones ideales para escuchar a tu cuerpo. Relaja los brazos, busca la elasticidad de los pies y que las rodillas avancen. Así, lo más probable es que al final del entrenamiento las sensaciones serán definitivamente mejores.

En caso contrario, habrás aprendido que un entrenamiento duro forjará tu carácter de adaptación como runner. Recuerda que, la carrera siempre debe ser un placer, y no un sacrificio que te cause sufrimientos en vez de satisfacción.

¿Por Qué Me Duelen las Piernas Cuando Corro?

A medida que la frecuencia cardíaca aumenta, la sangre fluye más velozmente, las arterias en los músculos comienzan a expandirse más rápidamente y los capilares permanecen abiertos para permitir el paso de sangre al máximo de su potencia. Esto sucede cuando eres un runner entrenado, pero si estás fuera de forma, este sistema tiende a colapsar, no permitiendo que la sangre circule con facilidad. Por tanto, cuando los capilares se expanden y las fibras nerviosas que la rodean son estimuladas, se envían mensajes de incomodidad al cerebro, el cual lo interpreta como una fuerte sensación de ardor, y de allí el dolor que se siente.

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